Acto XXV

En tiempos donde imperan

la difusión y sus medios,

la comunicación es casi un milagro



Universo Fabulario / Teatro de Cuentos
Acto XXV:
VENCIDOS
Y CONVENCIDOS
Y VENCIDOS



ÍNDICE & PULGAR

Paz escribe y luego mira

Convencido uno

No se nota

Convencido dos

Fundaciones crónicas

Convencido tres

Muchas veces lloramos en nuestro propio entierro

Convencido cuatro

El árbol y el bosque

Zapatos descalzos

Pro

Justificación del fracaso

Cóncavo Convexo

Evidencia sobre la muerte del amor

Convencido

Vencidos y convencidos

Convencidos y vencidos





PAZ ESCRIBE Y LUEGO MIRA



Más que comprender qué significa

hay que saber quién significa.

(Macedonio Hernández, Inventaciones)



Sentado en el umbral del llano Paz escribe y luego mira: "Si el hombre es polvo / esos que andan por el llano / son hombres".

Los hombres que andan por el llano miran hacia el lugar donde Paz escribe: "No hay nada en ese umbral -dicen los hombres- ni siquiera polvo".

"Apenas hay palabras -escribe el polvo- palabras que son la sombra de esa nada".

Y es el llano quien impera en el tiempo.





CONVENCIDO UNO


Salgo de la escuela convencido de que Hitler está muerto. Cuando arribo a la iglesia lo veo en el altar celebrando misa. Escapo hacia la Jefatura de Policía y lo encuentro sentado en el despacho del comisario. Voy hasta el canal de televisión y está reunido con todos los gerentes. El los bancos atiende el tesoro. En la verdulería distribuye hortalizas. En la esquina mendiga con otros pordioseros.

No sé qué les diré, mañana, a mis alumnos en la escuela.

Al entrar en mi casa me miro en el espejo...





NO SE NOTA


Al principio no se nota pero han dejado de germinar todas las semillas del mundo.

Al principio no se nota pero han dejado de gestarse todos los fetos del mundo.

Al principio no se comprende pero después es tarde.





JUSTIFICACIÓN DEL FRACASO


Soy concluyente: de puro contradictorio

no soy concluyente.

(Apelación, Lecturas del Ángel)



A veces, me duermo ecléctico, sueño absolutos y profeso sonambulismos relativos. En el transcurso de la mañana la desmemoria me regresa al mundo. A veces, me despierto subversivo, en esos días, fracaso con todo éxito.





EVIDENCIA SOBRE LA MUERTE DEL AMOR



Del hueco entre tus piernas sólo queda el hueco entre tus piernas.









**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o

...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.









Acto XXIV



[Goya. Saturno devorando a su hijo]

***

Es bueno recordar que
después de las premisas
vienen las misas.



Universo Fabulario
Teatro de Cuentos
Acto XXIV:
TABLADOS, RETABLOS,
TRUJAMANES, TRAIDORES


ÍNDICE & PULGAR

Los iluminados
Razón de los cuentos
El lector ausente de la última ciudad
¿Dónde estabas cuando pasó lo que pasó?
Obra del granizo
Puebloscuro
Etiología
Cielos
Boceto de tarjeta para un fin de año
Bushido
La historia se contó
El General
Fulghum
La muerte inacabada




RAZÓN DE LOS CUENTOS



Sometido a las leyes de la naturaleza
a las leyes de Dios a las leyes del Estado
a las leyes de la Calle a las leyes del Azar
¿de qué libertad me habla usted?



De martes a viernes voy hasta el mercado de frutas a vender cuentos.

De martes a viernes paso frente al cine del pueblo.

De martes a viernes observo a la vieja que mendiga, envuelta en su silencio, en la puerta del cine.

Los sábados junto las monedas obtenidas tras la venta de mis cuentos en el mercado de frutas y voy al cine a ver una película.

A la derecha, la boletería. A la izquierda, la vieja mendiga.

Todos los sábados me acorrala la trampa ética: monedas para entrar al cine o monedas para la vieja mendiga.

Todos los domingos castigo y condeno mi respuesta ética siempre contraria a la moral del mundo.

Todos los lunes paso frente al cine. El mercado de frutas permanece cerrado estos días y yo no puedo vender mis cuentos. Esta es una de las razones por las que, los lunes, escribo cuentos.

Todos los lunes me acerco a la vieja mendiga, la misma que el sábado tomó mis monedas para pagar su entrada al cine.

Todos los lunes me acerco a la vieja mendiga para que, al menos, me cuente la película que vio con mis monedas. Ella, envuelta en su silencio, nunca me habla.
Esta es otra razón por la cual, los lunes, escribo cuentos.








¿DÓNDE ESTABAS CUANDO PASÓ
LO QUE PASÓ?



Dónde estabas cuando pasó lo que pasó
Hablándote al espejo sola?
(Páez, Cadáver exquisito)




Cuando se terminó el mundo yo estaba mirando el noticiero por televisión. Eran, según el reloj de la pantalla, las cinco y dos minutos. Por eso no me informé acerca del fin del mundo.
Estimo que la inexistencia de realidad en el dominio televisivo me mantuvo al margen del evento.
Ahora estoy contemplando el noticiero de la noche. Ni mencionan el asunto. El hecho debe carecer de relevancia periodística y los cronistas, al igual que yo, parecen inmunes al cataclismo.
Lo único que me provoca malestar es que, antes, disfrutaba ver las estrellas a través de la ventana de mi habitación. Pero lo bueno es que ahora nada me distrae de la tele.








EL GENERAL


Ayer se presentó en mi sala de Jardín de Infantes un general. Me parece que este general estaba buscando otro tipo de Infantes porque, luego de formarnos en el arenero del patio antes de la merienda, nos dijo:

"Quien ataca las debilidades del enemigo es un cobarde. Sólo posee dignidad aquél que se enfrenta a la fuerza del enemigo".

"Toda doctrina que se funde sobre el estudio de las debilidades es una doctrina de cobardes".

"Hay diferencia entre dos contrincantes cuando el uno salta al campo de batalla gritando ¡Soy débil Señor, imploro tu misericordia! y el otro clama ¡Conozco la fuerza!".

"Los ejércitos modernos son masificación de cobardes, los guerreros no logran ocultar su indignidad. No hay honra, apenas sometimiento".

"El discípulo es la prueba que define al maestro. En una cultura fundada en el estudio de las debilidades y de las dominaciones esta proposición es unívoca".

Después, el general nos llevó hasta la salita de merienda. Yo le dije a la seño que quería ir al baño. Ahí me quedé hasta que vino a buscarme mi mamá.








**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o



...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.









Acto XXIII



La Comisión de Mitómanos
de la Biblioteca Fabularia
dedica este Acto de los Teatros del Cuento
a todos los hacedores
de Edición Cyrano.

(Ciudad de la Rosa y del Río,
Desierto de Dulce de Leche,
en el mes que se nombra septiembre
del año que se cuenta dos mil seis)


Universo Fabulario / Teatro de Cuentos

Acto XXIII: INVENTACIONES
(ESTACIONES DE INVENTOS)


ÍNDICE & PULGAR

Parte emitido por los Redactores de Memoria de la Comisión de Mitómanos de la Biblioteca Fabularia

Anexo 1: Papel donde consta identificación de acto

Anexo 2: Hoja de libreta que incluye
dedicatoria del acto identificado

Anexo 3: Locomotrén

Anexo 4: El inventor que inventa todo el tiempo

Anexo 5: Una escalera

Anexo 6: La botella retornante

Anexo 7: Ojepse

Anexo 8: Inventación de un horror

Anexo 9: A soñar

Nota de los Redactores de Memoria
de la Comisión de Mitómanos de la
Biblioteca Fabularia




Anexo 3: LOCOMOTRÉN


Cuando alguna vez fui la infancia de mí,
soñaba que andaba las vías abandonadas
buscando inventaciones en los desiertos.
(Macedonio Hernández, Cartas a Mr. Ed)


Cuando niño, Macedonio Hernández supo intentar las hazañas reservadas a los cronistas de inventos. Para sustentar tal designio relevó las trazas ferroviarias abandonadas por el Imperio. Su tesis vinculaba el aislamiento de estas geografías con estrategias tendientes a relegar del mundo a los mejores inventores de la colonia.
Se ha dicho entonces que Macedonio decide la exploración de estos parajes para acopiar sucesos probatorios y, consecuente con la sustancia investigada, él mismo aprende los oficios del inventar. Su primer ensayo conduce a la creación de un medio de transporte que lo guiará sobre los rieles oxidados. De tal elucubración resultó inventado el hoy ya célebre y alabado Locomotrén.
"Si me buscan, dirá Macedonio a su perro Abecedario al momento de iniciar el viaje, hazte el perro tonto".
Se ha pensado que Abecedario lo increpó con su mejor mirada lamentable y Macedonio comprendió que era mejor dejar una nota clavada en la puerta que dejar un perro a merced del olvido.
Y así fue como se fueron los tres: Macedonio, su perro Abecedario y el celebérrimo y alabado Locomotrén a fundar anclas de cuento en los andenes de ignotas inventaciones.








Anexo 4: EL INVENTOR QUE INVENTA TODO EL TIEMPO


El próximo domingo, pasadas las 22 horas, Macedonio Hernández entrevistará al desconocido inventor que inventa todo el tiempo. Visto que el tiempo es un recurso ficcional ya se conocen algunos pormenores de dicha entrevista:
"Me parece un despropósito (piensa Macedonio) que alguien que inventa todo el tiempo sea un desconocido para la gente".
"Es probable que la gente valorice otro tipo de inventos" (dirá el inventor que inventa todo el tiempo).
"Pasar toda su vida inventando todo el tiempo, ¿no lo aburre? (preguntará Macedonio).
"Y, sí. A veces deseo inventar otra cosa pero no tengo tiempo" (contesta el inventor que inventa todo el tiempo).

Después, cuando Macedonio ya se ha ido, algunas preguntas siguen rondando en su cabeza.
Al inventor que inventa todo el tiempo ¿todos los minutos le salen iguales?
¿El tiempo nació con él o ya había tiempo inventado antes que él lo inventara?
¿Quién inventará todo el tiempo cuando el inventor que inventa todo el tiempo se muera?

En la medianoche del próximo domingo, en el instante en que mañana será hoy, Macedonio sueña esa muerte del inventor que inventa todo el tiempo.
Despierta angustiado y corre hasta la cocina. "Entonces voy corriendo hasta la cocina a mirar el reloj en la pared. Miro la negra aguja que indica los segundos. Con un nudo en la garganta espero una eternidad. Cuando estoy a punto de creer en la forma de mi sueño, la aguja se mueve para atestiguar que el inventor que inventa todo el tiempo sigue inventando todo el tiempo".

Sin poder ya cerrar los ojos, Macedonio abandona sus planes oníricos y prepara unos mates para honrar un nuevo amanecer en los desiertos.
Entretanto, llegado el mencionado amanecer y como casi siempre, la gente retornará a sus rutinas cotidianas para perder el tiempo, todo el tiempo, determinando en este acto la inútil sustancia de ciertos inventos y la efímera eternidad de ciertos inventores.





Anexo 5: UNA ESCALERA


A dos cuadras de la Inventación de Las Lomas Desamoradas supo vivir Dámaso Peres. No fue un inventor abundante y en verdad apenas lo recuerdan los viejos fumadores de espera en el puente que salta por encima de las vías.

Dos hartazgos lo implicaron inventor. Un solo invento, a fuerza de ser verídico, devolvió Peres.

Va el primero: harto de soportar las estereotipadas burlas cada vez que decía "voy a subir arriba del puente" y escuchar "no, si vas a subir abajo, tarado" Dámaso inventó una escalera para subir abajo.
Va el segundo: harto de soportar que el señor Microsoft Word borrara automáticamente la palabra "arriba" cuando escribía "subir arriba", Dámaso inventó una escalera para subir abajo (me pregunto de paso, y que mi pregunta quede fuera de este cuento, ¿por qué este señor Microsoft Word no hace el mismo truco desaparecedor cuando uno escribe "bajar abajo"?).

La cuestión fue que Peres se apareció un día con una escalera. La equilibró contra una columna del puente y subió para abajo. Los fumadores de espera lo vieron subir para abajo hasta desaparecer. Desviando las consecuencias del acto inventativo hicieron correr la historia que afirma que Dámaso Peres, al subir para abajo, se fue al infierno. Y que subiendo más para abajo llegó a descubrir qué hay debajo del infierno.

"Debajo del infierno está el cielo" salmodia gravemente un fumador mientras acompaña el rigor de su sentencia lanzando una voluta de humo.
Y los demás mueven la cabeza, lentamente, con gesto afirmativo.
Con estos argumentos, débiles balbuceos de leves filosofares, disimulan el vacío de su historia.

Vea, yo no quiero meterme en cuestiones lógicas, me dice el rengo Fenicio al oído, lo mío es la espera; pero la escalera de Dámaso sigue ahí, equilibrada contra la columna del puente. Y que yo sepa, nunca nadie se atrevió a ponerle un pie encima.







Anexo 8: INVENTACIÓN DE UN HORROR


Camino siguiendo los pasos que inventa Macedonio Hernández. Me detengo y observo. Macedonio lee un libro. Sé, por artilugios de narrador, que el libro es "No toda es vigilia la de los ojos abiertos". Macedonio también se detiene e inventa lo que usted verá alguna vez. Macedonio Hernández observa al otro Macedonio, al del libro. El otro Macedonio inventa "un padre y un niño de doce años que pasean al borde del mar". Los dos vemos al otro Macedonio cuando observa "al niño que, en un impulso por alcanzar una mariposa, se desprende de la mano del padre y resbala al mar". El otro Macedonio, sabedor del pasado ilusorio, revela lo que ha sido: "El padre se lanza al agua y logra asir al niño por los cabellos y retenerlo, pero muy poco nadador y molestado por la ropa pronto está extenuado y húndese, se ahoga y suelta los cabellos del niño. Perecen los dos".

Macedonio Hernández sigue los pasos del otro Macedonio. Se detiene y observa. El otro Macedonio se desune del mar pensando: "Nunca sucederá, en el minuto inmediato y en todo el futuro, que ese niño logre comunicarse al padre, decirle: -Padre mío, ¿cómo es que me soltaste de la mano? ¿Es que ya no me querías?"

Los dos Macedonios ya se han ido, el uno a las vías del desierto, el otro a las páginas del libro donde ha cifrado: "Cesar eternamente la personalidad del padre sin poder decir al hijo que no esté en él el horror de creer que su padre lo dejó morir, qué tormento en el padre, qué desmayo en el hijo de toda fe en su padre. No lo puedo creer".

Los dos Macedonios ya se han ido. Yo continúo en el borde del mar, inmóvil, en el borde del mar.
El padre y el hijo ya se han ido. Yo continúo en el borde del mar mirando, azorado, esa mariposa. Esa mariposa que permanece inmóvil en el aire y en el tiempo. Yo sigo observando esa mariposa que ha inventado un horror y que, petrificada por el espanto, cargará la eterna responsabilidad de un instante.

Porque cuando ya no estemos, porque cuando ya ni el mar exista, esa mariposa seguirá flameando estática sobre el invento de los relatos.








**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o




...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.









Acto XXII


Si ves
esa hoja que cae del nogal, me verás.
Si recoges
esa hoja caída del nogal, no me verás:
ya estaré en el aire que respiras.

Valeria Mojijova (Lietuva)
Traducción de Sergio Francisci





La biblioteca y los libros
suelen ser presentados como un medio.
Yo deseo la biblioteca y los libros como un fin.

Sergio Francisci (Anhelos inéditos)
Traducción de Macedonio Hernández


Universo Fabulario / Teatro de Cuentos

Acto XXII: VALERIA MOJIJOVA
Traducción inconclusa de cuentos escritos por Valeria Mojijova después de muerta


ÍNDICE & PULGAR

Ignalina
Seda
Taurage
Ariogala
Nemunas
Vilkija
Kaunas
Alytus
Varena
Utena
Jonava
Nemencine
Vilnius




IGNALINA

Una hoja. Del viento. Cae. Del viento cae. Una. Cubre al árbol. Le canta al oído que no tiene. Una hoja. Le canta al árbol. Del viento. Canta. Le cuenta al oído que no tiene. Nada. Una hoja. Cuando me muera. Del viento. Una hoja. Que me canta al oído que no tengo. Porque viento. Y entonces nada. Como mi amor. Del viento. Nada. Entonces nada. Una hoja. Caída. Así será para siempre la calle de Ignalina donde te busqué todas las madrugadas. Una hoja. Cuando me muera. Del viento. Porque viento.







TAURAGE

Ahora ya ignoro todas las cosas. Ahora ya llevo los arcaísmos de la muerte en mi espalda, ahora ya el cansancio me encerró en la noche. Pero antes, cuando las cosas, supe decirte que el tiempo era blanco en Taurage y era cierto mi decir.
El desencuentro con el mundo nos da la vida. Después regresamos a su dominio para volvernos muerte y las marcas que dejamos nos olvidan. No somos más relevantes que una partícula de arena y es posible que ésta perdure, aún, después de nuestra extinción como especie. Pero cuando el desencuentro supe encontrar el tiempo blanco de Taurage y validar su propiedad. Y es blanco el tiempo de Taurage porque es el color de las gaviotas que infunden temor en las madres. Porque las madres temen a las gaviotas que roban hijos en las orillas del mar. Y es blanco el tiempo de Taurage porque es el color de las gitanas que inventan las madres para sosegar su temor. Porque las gitanas se inventan para escindir el mar de los hijos que yacen en la playa. Oprobiosos cuerpos estancados en la playa, cubiertos por partículas de arena que intentan silenciar la extinción de nuestra especie. Y yo sé, amor mío, que el blanco no es un color y también sé, ahora, que ya ignoro todas las cosas. Porque no hay mar en Taurage, ni hay gaviotas, ni madres, ni hijos, ni gitanas. En Taurage hay una monumental partícula de arena y nada más: ni siquiera hay Taurage en Taurage.







VILKIJA

En las estrellas donde muero de luz suelo escribir cartas a la noche.
Pasaron años hasta que la vejez renació en mis manos.
Sola en la lluvia recurro al eco, pondero las galaxias en los charcos. Pasajera de un reloj de arenas se me hace que el universo es su metáfora: se expande, se comprime y vuelve a revelarse. Cuerdas que vibran en el vacío, melodía del silencio, materia oscura que no comprende ese artilugio del mediodía.

En las estrellas donde muero de luz suelo escribir cartas a la noche.
Y escribo que el cielo nocturno de Vilkija sólo era negro en tus ojos, amado mío. Eso me mostraron los ciegos que son quienes pueden ver los colores más allá del mirar. Y yo sólo quería verte los colores. Yo sólo quería verte los colores de lobo arrinconado en un bosque de miedos árboles. Yo sólo quería verte los colores. Por eso te entregué al bosque, para verte los colores de lobo. Por eso te puse luz, para darte colores, para verte: lobo arrinconado en un bosque de miedos árboles. Porque yo sólo quería verte. Porque yo sola. Arrinconada en las estrellas donde muero de luz. Sola, en un rincón de la nada.








VARENA

En Varena un día me embarcaron en un ataúd de madera y me enviaron a navegar el mar de la muerte. En el avenimiento de los cortejos suelen llevar flores de sal al muelle de mi tumba con la ilusión, acaso inocente, de un regreso que jamás podré engendrar.
La compasión les amoneda el ánimo e insisten en sus cuidados porque recuerdan que yo, cuando ellos, a veces ocupaba todo mi cuerpo y, si alcanzaba, también dejaba un pequeño lugar para mí.
Pero fue la ignorancia quien me enseñó los mejores saberes de la vida. Es una pena comprenderlo en la muerte, en la eternidad inútil de esta barca, ahora que estoy desnuda, despojada del cuerpo de mí.








**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o







...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.









Acto XX


Un hombre arrastra un libro por las calles de Melincué.
El libro está abarrotado de cadáveres.
Si la gente en las calles no ve al hombre ni al libro: entonces,
¿para qué ahogar su contenido en la laguna?
(Benedicto Espinosa, Reescritor, citado por Benedicto Espinosa, Reescritor en TRATANTE DE AGUAS. Melincué: Ediciones Facticias.1959)



Universo Fabulario / Teatro de Cuentos
Acto XX: TRATANTE DE AGUAS
Fragmentos de un cuaderno de muertos,
fragmentos que se corrompen, obviamente,
algunos domingos por la tarde.






ÍNDICE & PULGAR
Febrero 12
Pájaros que vuelan
Septiembre 23
Retratos hablados
Abril 18
Entrópicos
Marzo 14
Algo más acerca de los escritores de Obnúbila
Julio 03
Celebración del fabulero
Abril 31
Oculta
Junio 31
Amante blanca
Marzo 28
Impuntualidad
Abril 11
Ni hablar del habla
Lunes 13
Las ciudades
Octubre 05
Duele el agua
Viernes 20
Le hablaré
Jueves
Miércoles
Martes
Octubre 14
Diciembre 31








FEBRERO 12
Que la muerte sea verdad.
Y estar ahí para vivirlo.






PÁJAROS QUE VUELAN

El día en que murió Espinosa pregunté por los pájaros que vuelan en los velorios. Me dijeron

Le digo que los pájaros existen en el mundo para volar en los velorios, para eso existen los pájaros. Y también le digo que a cada muerto le toca una especie de pájaro. Puede ser, puede ser. Yo he visto bandadas, con mis propios ojos, volando encima de los velorios. Y también he visto, otras veces, un pájaro solitario por el aire del lugar. Verdad dice usted, razones tiene el vuelo solitario y razones tiene el vuelo en bandada, razones que hay que ver con respetuoso silencio. Por eso debe ser que dicen que uno se muere para volver a las bandadas. Pero dicen que es el pájaro quien elige al muerto, el muerto no elige al pájaro. El muerto no.

Pregunté por la migración del alma hacia los pájaros. Me dijeron

Mi madre contaba que el alma se va hacia el pájaro y que así se hacen los ángeles del Señor y que entonces se suben hasta el cielo. Eso les digo, el ángel es un pájaro con alma. Y los ángeles caídos son el regreso de los pájaros al mundo. Los ángeles caídos son una especie de pájaro, pero no sé cuál. Puede ser, puede ser, pero ya no veo yo, ya no veo pájaros volando en los velorios de los hombres que se mueren. Yo le digo que el alma de los hombres ahora marcha hacia la nada, por eso ya no los ve.

Pregunté si el pájaro tiene conciencia de esta migración. Me dijeron

Yo no sé si el pájaro sabe, tampoco sé si el muerto sabe, pero me ha dicho alguien que sabe que a veces el pájaro recuerda al hombre. Y lo recuerda en la lengua de los pájaros. También dicen que los ojos del pájaro abren la mirada del muerto y que entonces el muerto ve y su alma se va hacia el pájaro. Los pájaros observan el mundo. Yo creo que los pájaros nos observan cuando andamos por el mundo. Yo creo que el pájaro nos mira, día tras día, desde la ventana de nuestra casa. Yo creo que el pájaro nos mira desde la jaula en la que lo hemos encerrado. Y cuando el pájaro se muere en la jaula es un pájaro asesinado.

Pregunté si uno está muerto cuando ya ningún lenguaje tiene significado, cuando la noche ha mitigado el olor de las palabras.
Pregunté si hay palabras esquinadas que miran pasar las sombras, si la forma de un lenguaje, un pájaro, observa los pasos perdidos.
Pregunté por el esplendor final de los refugios y si el alma de los pájaros construye una voz para nombrar el cielo y crearlo.
Pregunté por qué mañana me voy a despertar sin sueños, con apenas una sensación de vacío, como suspendido en el aire de ningún lado.
Pregunté por las marcas en la tierra que acaso no sabré leer.
Me dijeron

Uno está muerto cuando ya ningún lenguaje resulta comprensible.

Sólo chillidos acusan mi presencia, chillidos de mí, mis chillidos.
Entonces miro y no sé qué estoy mirando. La cosa muda de pronto enuncia y todo lo que habitaba en mí se marcha a morar en otros recuerdos.

Los ojos del pájaro (alguna vez conocí el nombre de esa especie) se posan en mi frente. Una de las viejas que hablaba alrededor del que fui besa algo de mí, algo que tal vez, pueda ser mi alma.
Después, apenas hay silencio.


En ese mismo momento ella se posó,
a su manera desmañada y grácil,
y plegó sus alas.
¿Lo sospechaste?, preguntó.
(John Crowley, Exogamia)








ABRIL 31
“No confíen en el narrador, confíen en el cuento” dice el narrador cada vez que cuenta.








AMANTE BLANCA

El día en que muere Espinosa, Ernestina Quiroga, profesora de literatura del Colegio Normal de Melincué, adquiere en la librería de usados un ejemplar de “Cosmos” de Gombrowicz.
Camino a la casa de Benedicto, destinatario del libro, apunta un pensamiento en la segunda hoja de su cuaderno de notas. La vieja Parker destila:
“Atroz amante de los aullidos del silencio, la muerte nunca deja que terminemos nuestro mejor cuento. Por eso nos espera, desnuda y siempre, en cada hoja en blanco, en cada muerte.”
Aún no sabe Ernestina Quiroga, mientras regresa su Parker al bolso, aún no sabe.
Ernestina Quiroga, profesora de literatura del Colegio Normal de Melincué, nunca terminará el camino. Nunca nadie saldrá a su encuentro. Alguien escribirá un cuento que, parodiando eternidad, jamás será escrito en Melincué.


En el sueño, abría la puerta y no había nadie:
sólo una página en blanco.
(Pedro Orgambide, El escriba)







IMPUNTUALIDAD

Paradoja del barrio: el día que murió Espinosa su vecino lo esperaba para beber unas cervezas en el club de bochas acumulando rencor y alcohol ante la ya clásica morosidad de Benedicto.

Sorprende la idea de llegar tarde al último día del mundo o al último día de vida. Hay un rasgo de inmortalidad en todos los impuntuales.


“¿Os dolió volveros inmortal?”, dije.
“Ni me enteré”, dijo él.
(Alasdair Gray, Cinco cartas
de un imperio oriental)








DUELE EL AGUA

Estaba toda mojada. Las piedras de la playa asomaban sobre el agua para verla. Estaba toda mojada y desnuda. Los flamencos estiraban sus pescuezos para verla. Estaba toda mojada, desnuda y muerta. Ese día moría Espinosa y ella ya estaba muerta. Los Tratantes de Aguas llegaban para verla: duele el agua menos que el fuego, pero pudre más.


Es más fácil liberarse del alma que del cuerpo.
(Rubem Fonseca, Libre albedrío)








DICIEMBRE 31
No importa que el mundo se termine.
Mientras a mí no me afecte.











**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o







...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.







Acto XIX


He conocido lo que ignoran
los críticos literarios y los profetas: la palabra.
Pero, al igual que ellos,
sólo he dicho estupideces.


Universo Fabulario / Teatro de Cuentos
Acto XIX: DEL OTRO LADO ES LO MISMO





ÍNDICE & PULGAR

Una bala
Limbo
Mediodía
Conjeturas
Retrato de una gaviota
Desde lejos
De los cuentos
De oficios y de cuentos
Diálogo sobre los sistemas máximos
Del otro lado es lo mismo







UNA BALA


En cuanto a ustedes, señores jueces, es necesario
que enfrenten a la muerte con buenas esperanzas (*)


En la madrugada del 14 de octubre de 1995 el asesino inconcluso dispara su arma. La bala se hunde en el espacio de los años siguiendo el rastro de una víctima.
Mientras el proyectil dilate juicios y condenas, el tirador será inocente. Algunos conocedores del acto suponen que el homicida morirá antes que el plomo alcance su destino. Si esto ocurre, él dejará este mundo siendo, apenas, un ignoto escritor de fábulas.
El proyectil ha recorrido, por largos años, la dimensión de los relatos.
Ahora, si usted levanta la vista observará el destello, luego escuchará el estruendo; entonces la bala se incrustará en su cabeza y este cuento llegará a su fin.
(A menos que no crea en la verdad que enuncian las ficciones o que jamás despegue los ojos de este punto.)








LIMBO


si es que las cosas que se cuentan son ciertas.


Hablan los corderos del rebaño: Ayer, en el Vaticano, han decretado la extinción del limbo, hoy no hay más cielo, mañana ya no habrá Dios.
Al final, sólo quedarán iglesias en el mundo.









DE LOS CUENTOS


Me ha sucedido, señores jueces,
pues a ustedes los puedo llamar jueces de verdad,
algo maravilloso.


Dicen que a veces, un escritor de cuentos se sienta frente a ustedes para contar un cuento.
Mientras ustedes observan el límite de las palabras, el escritor de cuentos mira el mundo que hay detrás de sus espaldas.
Contempla el mundo que existe a sus espaldas y se los cuenta.
Pero miente.

Les miente porque dice que a sus espaldas Dios cierra los ojos, pide tres deseos y entonces en el Vaticano una vela se apaga y entonces una mujer se desnuda en las aguas del Mar Muerto y entonces se corta la cuerda de un violín en Melincué.

Les miente porque dice que a sus espaldas cinco mujeres pierden el rumbo y entonces giran locas las veletas y entonces las raíces del bosque clavan sus dientes en las nubes y entonces por los caminos del aire la brújula de una estrella naufraga.

Les miente porque dice que a sus espaldas pasan árboles huyendo de la tierra como camalotes del aire y entonces los peces y los pájaros confunden raíces con redes.

Les miente porque dice que a sus espaldas los cazadores de mariposas de Pekín pierden la vista y entonces aumenta el número de tornados y tifones en el mundo.

El escritor de cuentos sabe que miente. Pero ustedes creen en sus palabras.
Ustedes creen porque ven, a espaldas del escritor de cuentos, todas las cosas que el cuento cuenta.
El escritor de cuentos nunca las ve y entonces es el único que cree, eternamente, que los cuentos mienten.







DIÁLOGO SOBRE LOS SISTEMAS MÁXIMOS


En cuanto a los que han votado por mi absolución,
con mucho gusto dialogaría acerca de lo que ha acontecido


SALVIATI. En el terreno de las conjeturas y del azar suelo exponer, Señores Venecianos, la siguiente cuestión: Si esta tarde, en horas previas al reposo, un ignoto cuerpo celeste colisiona con este mundo que habitamos ¿de qué estaremos hablando mañana?

SIMPLICIO. Sé con certeza, querido amigo, cuál sería ese diálogo. Mas no me perturba el futuro sino el presente.

SALVIATI. ¿Por qué lo dice?

SIMPLICIO. La colisión fue ayer.










---------
(*) Todos los epígrafes, excepto en “Del otro lado es lo mismo”, fueron tomados de: PLATÓN. Apología de Sócrates. La muerte como bien. Buenos Aires: EUDEBA. 1971.





**********

EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o







...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.