Acto I



En un desierto, en un bosque, en el cielo, 
los caminos llevan siempre a nuestra sombra,
irremediablemente,
al sitio mismo del infortunio.



Universo Fabulario
Teatro de Cuentos

Acto I: BRUJANGEL




ÍNDICE Y PULGAR 

La sombra del sol
Hijos del cielo
El Resistidor
Atentado contra la doctrina clásica de las fábulas
La línea en la sopa
Razones que argumentan sobre el infortunio de nuestra existencia cósmica
Estandarte
Matar es bueno
Lágrimas
Bajo ratas
Brujangel
Ojombligo
Premisas
Botellas en el mar
Suicidios trece
Epitafio
Incidentes
Cartas de amor
Diablero









LA SOMBRA DEL SOL 

Su mayor ambición era cavar un pozo. El más profundo pozo que hombre alguno hubiese logrado.
Amaba las profundidades.
Odiaba las alturas y todo lo que de ellas se desprendiera.
Un buen día se decide y compra una pala de excelente calidad. La hunde en la tierra. La carga y la vacía a su costado. Una, dos, mil, millones de paladas van apilando humus junto a un pozo que se pierde en abismos.

Entonces descubre una verdad insoportable: hacer un pozo implica, irremediablemente, hacer una montaña.

Su mayor deseo engendra al aberrante paradigma de lo odiado. Cada centímetro ganado en profundidad significa agigantar la dimensión de esa montaña que crece y crece hasta clavarse en el cielo para desgarrarlo.
Desconsolado centra su atención en el pozo hasta negar la existencia de la montaña. Muy pronto ésta apenas es una sombra innominada a sus espaldas y la olvida.

Su alegría crece y crece hasta desbordarlo.
Morirá sepultado por una avalancha.





HIJOS DEL CIELO

La noche en que se inventó la noche el cielo y la tierra fundieron rastros y portales.
En todo el Desierto de Alquimias la lluvia refrescó los médanos y el aire se templó de augurios.
Doscientas cincuenta mil veintitrés brujas elevaron sus ojos hacia el universo oscuro. Sus labios silabearon la palabra mágica y doscientos cincuenta mil veintitrés ángeles cayeron de cabeza sobre la tierra.

Las brujas comieron sus alas.

Después, tibias y desnudas, pelos y piel de la blanca luna silenciada en beso, doscientas cincuenta mil veintitrés brujas hicieron el amor con igual número de hijos del cielo.

Y esa noche en que se inventó la noche sólo una bruja quedó embarazada.
Y parió una escoba voladora.





LA LÍNEA EN LA SOPA

Acá estamos. Sentados junto a la mesa. Y en la mesa el plato de sopa. Acá estamos. En este tiempo. En estos días. Ahí vos. Acá yo. Trazaré una línea. Allá vos. De este lado de la línea he de estar yo. Yo te veo del otro lado de la línea. Vos debés tener alguna imagen de mí. Tu pelo está allá. Mis huesos de este lado. Mi voluntad en este lugar. La reliquia del amor en tu solapa. Aquí mis dedos. Mis manos. Mis pies. Del otro lado de la línea tus labios. Tu rodilla. Tu corazón. Justo en este lugar mis pensamientos pudorosos y mis pecados. Tras la línea tu gota sexual y tu esperanza. Tu lágrima. Mi ojo. De la línea para allá vos. De la línea para acá yo. Vos con tus perfumes de azahar. Yo con mis secretos de esencia. Y la excelsa línea recta que cruza por la sopa. Y todo el sombrío paisaje del silencio que sedimenta en esta ciudad pantano. En este tiempo enmarañado. En estos días siniestros. Y la línea que se hace muro de piedras acuñadas. Vasto muro. Frontera inconmovible. Vos y yo partidos. Y la línea que se torna cordillera y yo que no soy un montañista capaz de escalar sus alturas. Y yo que no soy un astronauta que pueda peregrinar hasta el planeta donde estás. Por la línea y su lógica. Podría afirmar que todo hace equilibrio sobre esa línea. Y yo que no soy un torbellino de luz digno del infinito laberinto de galaxias que nos disocia. El universo construido no admite ya definición ni medida. Excede hasta lo inaudito la simpleza de una línea trazada sobre la mesa.

Y la sopa se enfría.






MATAR ES BUENO


Matar es bueno.
Matar el filo del vidrio, para que no te lastimes, es bueno.
Matar es bueno.
Matar el tiempo leyendo libros es bueno.
Matar es bueno.
Matar la sed con una cerveza helada es bueno.
Matar al virus que te enferma.
Matar la maleza que ahoga al rosal.
Matar al Mal.
Matar animales para comer.
Matar al enemigo.
Matar es bueno.
Matar es bueno.
Muy bueno.

Ahí vienen los otros.
Son negros, son pobres.
Muy bueno.

Más aberraciones del juicio de valor por ACÁ





BAJO RATAS

Bajo ratas, dijo dios desde la oscura repetición de la memoria y el ejercicio perdido, cuando amenazó a las serpientes del templo. Ya no soy el ojo ciego del mar. Ya no soy. Aquel que nunca fue adquiere el raro privilegio de inmortalidades. Verán el error de la cruz, el efecto eclipse de sus narraciones, verán discursos e iglesias, soles y calendarios. Elevarán ojos ciegos de mar hacia la secreta oscuridad del laberinto. Amarán como perros sin ser amados. Correrán la suerte de la muerte inútil, de la muerte muerta. Colgarán banderas en los balcones de junio, en las cornisas de la inusual frontera. Verán fluir el horizonte bajo la caricia de lo negro. Clamarán por mí. Vomitarán vientres y mearán contra la fría imagen de los espejos. Asesinarán sueños. Violarán bajo el puente del tren todas las páginas propias. Escupirán la voz imaginada. Serán la mierda flotando en el río, las ciudades de mierda, las esquinas de mierda. Serán la mierda. El asco. El sermón. El cuchillo suicida sin sangre. Serán la poesía imbécil y la canción mal parida. Serán cloacas del paraíso. Recorrerán las elecciones. Volverán a ese instante donde optaron por aquella hembra inmaculada. Rogarán cambiar la historia, salirse del cuento. Anhelarán otra alternativa. Desearán volver atrás para cambiar azares. Y llorarán como aquel bípedo sin saber qué hacer. Comprenderán lo imposible. Escribirán suicidios de alcohol en madrugadas mientras esperan. Tomarán palabras. Las enfermarán. Crearán hijos. Se olvidarán de los arcanos que pudieron salvarlos. Matarán al amor. Cagarán con pudor. Levantarán muros. Lamentarán no haber sido.
Cuando la luna abierta de piernas nada signifique, cuando la caricia de los fantasmas los descubra, cuando se miren desde ningún lado, serán la justa paradoja. Serán mierda confundida en barro, semen sobre un baldío. Serán silencio. Serán lágrima. Serán cruz. Serán nada. Serán a mi imagen y semejanza.





CARTAS DE AMOR
(La línea en la soga)

En marzo, Ella cuelga cartas de amor en la soga de secar ropa del jardín. Las escribe para un amante inexistente, las entrega al destino.
Una noche de abril el Viento de Ningunaparte suelta las cartas y las remonta hasta el cielo.
En junio, en el corazón eléctrico de una tempestad, un ángel las recoge.
En agosto, el ángel desciende a la tierra y arriba a la casa donde Ella vive. Mas Ella se ha ido.
El ángel aguarda su regreso durante un mes. Al fin, decide emprender su búsqueda. Cuelga una carta de amor en la soga de secar ropa del jardín y se va.
Ella retorna en octubre. La lluvia ha borrado las palabras del ángel y sólo encuentra una hoja amarillenta y muda.

Todos los amaneceres Ella se sienta en un sillón de mimbre a esperar de la nada un sentido.
El ángel vuelve en diciembre y la ve caminar entre los jazmines. Confirma el amor que presintió por ella, pliega sus alas y se acerca para estrecharla en sus brazos. Ella no lo ve. Los ángeles resultan invisibles a los ojos humanos.

El ángel lo comprende y sufre, en silencio, hasta el anochecer.
Entonces Ella sueña con el ángel. Lo descubre y comprende. Va a su encuentro onírico. El ángel no la ve. Los ángeles no sueñan.

La mujer envejece y muere con la llovizna del amanecer un día de marzo.
El ángel acompaña al cortejo fúnebre y llora impotente junto al sepulcro de su amada. De sus lágrimas brota el rocío.
Ella se torna ánima.
El ángel cae y encarna en un hombre.
El ángel encarnado en hombre colgará cartas de amor en la soga de secar ropa del jardín hasta que la eternidad admita, tal vez, un gesto de piedad.





DIABLERO

Y el Diablero construyó su casa para protegerse de la humanidad.
Decidió levantar paredes fuertes.
Quince años trabajó en la construcción.
Decidió no hacer ventanas para que las luces del hombre no invadieran sus sueños nocturnos.
Piedra por piedra llegó hasta lo alto.
Decidió que su casa no tuviera puertas ni claraboyas ni abertura alguna que permitiera el acceso de esos bípedos llorones hacedores de muerte y de culturas.

Y terminó su casa el Diablero.
Pero se quedó afuera.











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EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A
UniF
u n i v e r s o f a b u l a r i o


...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.