Acto XIV



La mejor expresión de muchas cosas es el silencio,
para el resto cabe la nada.


Universo Fabulario / Teatro de Cuentos

Acto XIV: FACTICIO


ÍNDICE & PULGAR

Yo estaba en otra parte cuando la torre llegó hasta el cielo
Pero una cosa es maldecir y otra cosa es decir el mal
Mal de ojo
Ya ni siquiera me atrevo a cerrar los ojos
Apenas los ojos
No preguntes más
O tal vez ya no hay palabras
Y no hay más vuelta
Apenas una certeza
Nunca antes había estado muerto
Y nada más




YO ESTABA EN OTRA PARTE CUANDO LA TORRE LLEGÓ HASTA EL CIELO

Yo estaba en otra parte cuando la torre llegó hasta el cielo.
La torre ha llegado al cielo. Eso dijeron cuando yo estaba en otra parte.
La torre llega hasta el cielo. Y en el cielo no hay nada.
Yo estaba en otra parte pero sé muy bien que cuando la torre llegó hasta el cielo, en el cielo no había nada. Y no es verdad que se confundieron las lenguas.
Yo escuché muy bien. No se confundieron las lenguas, no se profanaron las lenguas, no se contaminaron las lenguas, no se corrompieron las lenguas, no se adulteraron las lenguas, no se falsificaron las lenguas.
Yo sé muy bien lo que han dicho los lenguantes. No se confundieron las lenguas, simplemente, no admitieron lo que decían.
Porque no había nada en el cielo cuando la torre llegó.
No se admite lo que dicen, no se soporta lo que dicen, no se tolera lo que dicen, no se revela.

Babel de desiertos.
Babel de pájaros sin alas.

Eso dije yo, aunque estaba en otra parte. Babel de desiertos, dije, Babel de pájaros sin alas.
Pero los libros dicen otra cosa. Los libros no admiten lo que dicen los que llegaron hasta el cielo. Los libros no soportan que no haya nada en el cielo. Por eso han ocultado la torre en otra parte. Silenciaron la torre.
Del cielo, de las lenguas y del anuncio de éstas, nada.

Ahora ya no estoy en otra parte. Y si me preguntan, les digo que sólo creo en lo que llueve.
Porque yo no he visto el cielo. Pero los libros tampoco lo han visto. Entonces maldicen. Pero una cosa es maldecir y otra cosa es decir el mal.







PERO UNA COSA ES MALDECIR Y OTRA COSA ES DECIR EL MAL

Viene de otra parte. Puedo verla. Está leyendo. Tiene en sus manos una vieja edición de Moby Dick. Puedo verla. Deja el libro sobre el banco y camina hacia el altar coronado de ausencias. Puedo verla. Acaba de exterminar al cielo. Puedo verlo. Tira los despojos en los abismos de la catedral. Voy hasta el banco donde ha quedado el libro. Puedo verlo. Hay una página que pregunta: “¿Qué hace un hombre cuando sobrevive a su Dios?”. Puedo verlo: oculta la daga con la que lo asesinó.
Puedo ver. Me mira y es de noche. Me mira y es de luna negra. Me mira. Me mira. Mal de ojo.







APENAS UNA CERTEZA

Hay un cadáver tendido sobre la alfombra de mi habitación. Sólo yo estoy en el lugar y sé que, cuando descubran el hecho, van a culparme.
La más absoluta certeza me permite afirmar que se ha cometido un crimen, pero igual, me acusarán de suicidio.
No puedo concebir, todavía, un camino para anunciar la verdad. Nunca antes había estado muerto.







NUNCA ANTES HABÍA ESTADO MUERTO


Sobre los efectos del mal dormir.


Ella se queja porque él duerme todo el día.
Ella protesta, en verdad, porque se siente sola.
Cuando él despierta ella deja de ser soñada y ya no existe.
Él, al ver que está sólo, se angustia y vuelve a dormir.
Y nada más.








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EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o







...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.