Acto VIII



Me retracto de todo lo que no he dicho.


Universo Fabulario / Teatro de Cuentos

Acto VIII: DIÓGENES HOZTÉ


ÍNDICE & PULGAR

Apuntes para la creación de un pequeño universo infinito (1,5)
Cadena urbana
Entonces, entra Troya en el caballo
Sueños de las noches de un verano
Cuando casi todo el pueblo duerme
Genética de una diva
Los ángeles no tienen sexo
El olfato de un general
La Reserva (cuen-tour)
Plegaria para un hacedor de caminos




CADENA URBANA

El automonguilista estaciona el automongo abre la puerta y el biciclista evitapenas el golpe carnometálico desviándose hacia el centroeje de la calle donde otro automongo clava frenos para no atropellar al biciclista y un camión gira que gira abruptoso para no chocarrear al automongo y sube a la veredada esa de la mamujer que lleva a su rebebé en cochecito que se lanzarpa contra la pared para no ser aplanatada por el camión y el gato salta esquivando a la mamujer con cochecito y treparaña desesperado por el poste telegrafónico que yo uso para llamarte por telecélula a tarjeta prepaga y escucho tu voz y ya está: El vibrasol de tu voz me sustituye el susto y acaricia a los gorriones de la cornisa mientras que el automonguilista como siempre no se da cuenta de nada.
Recién entonces comprendo por qué llueve en las ciudades.







EL OLFATO DE UN GENERAL

El general, de pie en el atrio de la iglesia de San Roque, mira sus botas recién lustradas. Mientras la efímera multitud lo proclama gobernador el general cierra los ojos y respira el aire abisal que se desprende del recinto.
“¿A qué huele el cadáver de Dios?” pregunta Juan Lavalle.
-A nada, mi general.

De pie en un corral de Navarro, con las botas hundidas en una alfombra de bostas y excrementos, el general Lavalle certifica el cumplimiento de su orden: han fusilado a Dorrego. Sin poder quitar los ojos del muro respira el aire de estiércol que disimula los olores de la sangre.
“¿A qué huele el cadáver de la patria?” pregunta el general.
-A nada.






LA RESERVA (CUEN-TOUR)
(una aproximación al género)


Si observa con atención podrá advertir la multitud de personas que caminan detrás del guía por uno de los senderos que discurren a través de la reserva natural de animales.

Este leve sendero que serpentea, con alguna timidez, por entre el monte de paraísos en flor reúne a un conjunto de animales particularmente atractivos. Las especies atesoradas en este solar proyectan hacia el futuro su razón de existencia.

Le sugiero una relectura del detalle: Las especies atesoradas en este solar proyectan hacia el futuro su razón de existencia.
Bien. Continuemos.

Los argumentos que esgrime el guía frente a los individuos que lo escoltan se fundan en la cualidad reiterada.
Si ahora agudiza vuestro oído podrá escuchar las palabras que el orientador expresa:
"He aquí la cucaracha soñadora que algún día reseñará la pluma de Monterroso al tramar un torbellino en derredor de Kafka."

Aproveche usted para avistar, al igual que la gente, al bicho que duerme entre las hojas caídas sobre el suelo pero no malgaste concentración pues el orador reanuda su discurso:
"Entre el follaje de este árbol pueden contemplar las níveas palomas mensajeras que partirán volando del palacio nuevo cuando Alasdair Gray escriba sus 'Cinco Cartas de un Imperio Oriental'. Ellas también han sido congregadas."

Únase al grupo de hombres y mujeres que transitan por el sendero. Preste oídos:
"Aquí está El Pájaro sin Alas que volará, según Fernand Combet, cuando los reyes sean ladrones. 'Facticio', ha de llamarse el libro que lo signifique."

Bien, veo que decidió añadirse a la peregrinación. En el próximo recodo del camino tropezará con "los hipopótamos que bucearán fatigosamente en el aire para recogerlo con los golpes en vacío de sus hocicos acorazados" cuando Roberto Arlt los libere bajo "La luna roja".

Restituya cierta distancia frente a los hechos. Note que los animales revelados hasta aquí se han sumado a la multitud que anda, cansinamente, por el monte de paraísos en flor.
El tutor se detiene ahora frente a una fiera. "Es el otro tigre de Borges, el tigre vocativo de su verso, el tigre de símbolos y sombras, memoria de la enciclopedia futura".

Allá "la perra que Andrés Rivera pondrá a gemir a los pies de Rosas en la soledad de Swanthling."

En este rincón húmedo y oscuro mora "El gorrión que aparecerá ahorcado en el Cosmos de Gombrowicz."

Sobre nuestras cabezas imaginan recorridos "Los murciélagos de Meyrink."

El conductor habla mirando el cielo.
Sigan la señal de mi dedo, sí, ahí "El cóndor que caerá como un rayo sobre un cronopio que pasará, al igual que Cortázar, por Tinogaste."
El guía calla. Sus ojos permanecen en el cielo.

Decida usted, en este instante, qué lugar habitará para comprender los hechos que van a ser relatados.
Adelante.

El guía conserva su mirada en el cielo. Se vuelve a la multitud de hombres y mujeres y les anuncia:
"Confirmo la llegada de la inclemencia pronosticada, debemos cancelar nuestro andar. Sugiero a ustedes buscar un sitio que los resguarde de la tempestad que se avecina mientras yo conduzco a los animales hasta el refugio. Lamento no poder alojarlos conmigo, sólo dispongo de espacio para ellos."

La multitud, sin guía, no atina a moverse.
En tanto usted, desde el emplazamiento que ha elegido para otear los hechos, acaso pueda observar a Noé quien, seguido de los animales de la reserva, ingresa al arca.
El primer aguacero refresca el aire del monte de paraísos en flor. Luego el viento.

Al fin, cuando el diluvio desata su furia, las bestias observan desde la cubierta del arca a la multitud que camina sin rumbo por uno de los senderos que discurren a través de la reserva.
El resto es futuro y usted ya lo conoce.





(Oiga, ahora que nadie nos ve, acepte usted esta culebra de bolsillo que sustraje de la reserva. Guárdela y fabule el cuento que yo jamás podré escribir. Aquí me despido. Vaya con Dios pero, por las dudas, no se quede dormido en las iglesias.)








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EL ACTO COMPLETO PUEDE SOLICITARSE A

UniF

u n i v e r s o f a b u l a r i o







...entonces cae la taza que fuera lanzada al cielo para crear el tiempo de esta historia; el fabulero la duerme en la palma de su mano, saluda ceremonialmente y se hunde en los caminos del desierto buscando un pueblo nuevo, un sueño viejo y los ecos de su sombra vivitante …
mientras la eternidad eterne.